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“Oh Jesús mío, mi única esperanza,
Te agradezco este gran libro
que has abierto delante
de los ojos de mi alma.
Este gran libro es Tu Pasión
afrontada por amor hacia mí.
De este libro he aprendido
cómo amar a Dios y a las almas.
En él están encerrados
inagotables tesoros para nosotros.
Oh Jesús,
qué pocas son las almas
que Te entienden
en Tu martirio de amor”
(Diario, 304).
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VÍA CRUCIS
Basada en los fragmentos del libro
MISERICORDIA DIVINA EN SUS OBRAS
del padre dr Miguel Sopocko
ESTACIÓN I
JESÚS CONDENADO A MUERTE
“Me da vergüenza Señor ponerme delante de Tu santo semblante, porque me parezco tan poco a Ti. En la flagelación sufriste tanto
por mí que tan sólo ese dolor te hubiera matado si no fuera por la voluntad y la sentencia del Padre Celestial que deberías morir en la cruz. Y para mí es difícil aguantar las pequeñas
infracciones e imperfecciones de los miembros de mi familia y de los prójimos. Tú, por misericordia, derramaste tanta sangre por mí. Y para mí cada ofrecimiento y cada sacrificio por el prójimo
es duro. Tú con paciencia inefable y callando aguantaste el dolor de flagelación y yo me quejo y gimo cuando me toque aguantar por Ti algún dolor o desprecio por parte del prójimo” (Tomo II, p.
103).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN II
JESÚS CARGA CON LA CRUZ
“Con profunda compasión voy a seguir a Jesús. Voy a soportar con paciencia ese disgusto, qué pequeño para dar homenaje a Su
camino a Gólgota. ¡Si va a morir por mí! ¡Por mis pecados sufre! ¿Cómo puedo estar indiferente respecto a eso?
No quieres Señor que lleve contigo Tu pesada cruz sino que aguante diariamente, con paciencia mis pequeñas cruces. Pero hasta ahora no lo he hecho. Me da vergüenza y pena esa pusilanimidad e
ingratitud mía. Decido recibir con confianza y aguantar con amor todo lo que pongas sobre mí por Tu misericordia” (Tomo II, p. 119).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN III
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
“Llevaste Señor una carga terrible - los pecados de todo el mundo, de todos los tiempos (...). Por eso se agotan Tus fuerzas. No
puedes seguir con esta carga que Te hace caer. Cordero de Dios que por Tu misericordia liberas el mundo del pecado con el peso de la cruz, desembarázame de la pesada carga de mis pecados y
enciende el fuego de Tu amor, para que su llama nunca muera” (Tomo II, p. 123).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN IV
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
“Madre Santísima, madre Virgen, haz que me contagie del dolor de Tu alma. Te quiero Madre Dolorosa que sigues el mismo camino por
el que caminó Tu amadísimo Hijo- el camino de vergüenza y de humillación, de menosprecio y maldición, grábame en Tu Corazón Inmaculado y, como la Madre de Misericordia, concédeme la gracia, para
que, siguiendo a Jesús y a Ti, no me abata en este espinoso camino de Calvario que la Misericordia Divina destinó también para mí” (Tomo II, p. 126).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN V
SIMÓN EL CIRINEO LE AYUDA A LLEVAR LA CRUZ
“Igual que para Simón, para mí también, la cruz es una cosa desagradable. Por la naturaleza la rehuyo, pero las circunstancias me
obligan a acostumbrarme a ella.
Desde ahora voy a tratar de llevar mi cruz imitando a Cristo. Voy a llevar la cruz por mis pecados, por los de los otros, por las almas que sufren en el purgatorio, imitando al misericordioso
Salvador. Entonces voy a hacer el camino real de Cristo, y voy a seguirlo aun si me rodee una multitud de gente enemiga, burlándose de mí”
(Tomo II, p. 129).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN VI
LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTO DE JESÚS
“Jesús ya no sufre más, por eso no puedo darle un velo para limpiar el sudor y la sangre. Mas el sufriente Salvador sigue
viviendo en Su cuerpo místico, en sus hermanos, cargados con la cruz, pues en los enfermos, agonizantes, pobres, necesitados, a los que les falta un paño para secarse el sudor. Si Él
dijo:
“Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos,
lo hicieron conmigo”. (Mt 25, 40). Pues voy a ponerme al lado de un enfermo,
un agonizante con verdadero amor y paciencia para secarle el sudor, para fortalecerle y consolarle” (Tomo II, p. 132).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN VII
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
“Señor (...) ¿cómo puedes tolerarme a mí, pecador, todavía, que te ofendo innumerables veces con mis pecados cotidianos? Me lo
puedo explicar solamente con la grandeza de Tu misericordia que todavía sigues esperando a que me mejore. Ilumíname Señor con la luz de Tu gracia para que conozca todos mis errores y malas
inclinaciones que causaron que volvieras a caer bajo la cruz, para que desde ahora las extirpe sistemáticamente. Sin Tu gracia no puedo librarme de ellos”
(Tomo II, p. 136).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN VIII
LAS MUJERES DE JERUSALEN LLORAN POR JESUS
“Hay también para mí un tiempo de misericordia, pero limitado. Después de ese tiempo se hará la justicia, de lo cual habla Jesús
con tono de amenaza (...) Estoy cargado de muchas culpas, me estoy marchitando y el temor me consume, pero voy a seguir los pasos de Jesús, me arrepentiré y voy a hacer justicia con la sincera
penitencia. A esta penitencia me estimula la infinita misericordia de Jesús que había cambiado su corona de gloria por la corona de espinas, salió a buscarme y, al haberme encontrado, me abrazó a
su corazón” (Tomo II, p. 139).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN IX
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
“¡Por mí sufre Jesús y por mí cae bajo la cruz! ¿Dónde estaría hoy yo sin este sufrimiento del Salvador? (...) Por lo tanto, todo
lo que hoy tenemos y quien somos en el sentido sobrenatural, todo lo debemos solamente a la Pasión de Jesucristo. Hasta el cargar con nuestra cruz no significa nada sin la gracia. Solamente Su
pasión hace nuestro arrepentimiento merecedor y la penitencia eficaz. Sólo la misericordia, revelada en su triple caída es la garantía de mi salvación” (Tomo II, p. 142).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN X
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
“En este terrible misterio estuvo presente la Santísima Madre que lo vio todo, lo escuchó todo y lo miró todo con atención. Uno
puede imaginarse el dolor interior por el que pasó viendo a Su Hijo profundamente avergonzado en la sangrienta desnudez, probando una amarga bebida a la que yo también había vertido la amargura
con el pecado de la gula. Desde este momento quiero y decido, con ayuda de la gracia Divina, practicar una sabia mortificación en este campo, para que la desnudez de mi alma no ofenda a los ojos
de Jesús ni a Su Madre Inmaculada” (Tomo II, p. 145).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN XI
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
“En los pensamientos pongámonos en Gólgota, bajo la cruz de Jesús y meditemos sobre esa terrible escena. Entre el cielo y la
tierra está colgado el Salvador, en las afueras de la ciudad, rechazado por su gente, está colgado como un delincuente, entre otros delincuentes, como una imagen de la ínfima miseria, desamparo y
dolor. Sin embargo, Él se parece a un jefe militar que conquista las naciones, no con espada y armas- sino con la cruz- no para destruirlas sino para salvarlas. Porque la cruz del Salvador se
hará desde entonces la herramienta de la gloria de Dios, de la justicia y de la infinita misericordia” (Tomo II, p. 150).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN XII
JESÚS MUERE EN LA CRUZ
“Nadie presenció ese acto de sacrificio con sentimientos y pensamientos tan maravillosos y adecuados como los de la Madre de la
Misericordia. Tal como durante la concepción y el nacimiento sustituía a toda la humanidad, adorando y amando ardientemente al Señor de los Cielos, también ante la muerte de Su Hijo adoraba el
cuerpo inerte, sufría su perdida, pero a la vez no se olvidaba de Sus hijos adoptivos. Los representantes de ellos son San Juan Apóstol y el recién convertido criminal por el cual había
intercedido ante Su Hijo. Interceda por mi también, o Madre de la Misericordia, acuérdate de mí, cuando agonizando encomiende mi alma al Padre” (Tomo II, p. 195).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN XIII
EL CUERPO DE JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
“Misericordioso Salvador, ¿qué corazón resistirá la cautivadora, rompedora elocuencia con la que nos hablas con las innumerables
heridas de Tu cuerpo muerto que reposa en el seno de Tu Madre Dolorosa? (...) Cada acción Tuya hubiera bastado como propiciación y la reparación de las ofensas. En cambio elegiste esa
manera de Redención para resaltar el gran valor de muestra alma y Tu inagotable misericordia, para que incluso el mayor pecador pueda venir a Ti con confianza y arrepentido, y recibir perdón como
lo recibió el criminal agonizante” (Tomo II, p. 208).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
ESTACIÓN XIV
EL CUERPO DE JESUS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
“Madre de Misericordia, me elegiste para que fuera tu hijo y hermano de Jesús, por el cual lloras tras ponerle en el sepulcro.
(...) No le hagas caso a mi debilidad, inestabilidad y dejadez por las que lloro sin cesar y a las que renuncio constantemente. Pero acuérdate de la voluntad de Jesús que me había confiado a Ti.
Cumple pues Tu misión en cuanto a mí, por desmerecedor que sea, dame tantas gracias del Salvador que mi debilidad necesita. Sé para mí siempre la Madre de Misericordia” (Tomo II, p.
224).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA