“El Señor Mismo me impulsa a escribir oraciones e himnos sobre Su misericordia...” (Diario, 1593).“Deseo que conozcas más
profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas y tú comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación. Cuando reces esta
oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente: Oh, Sangre y Agua que
brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario, 187)
“Amor eterno, llama pura, arde incesantemente en mi corazón y diviniza todo mi ser según Tu eterno designio por el
cual me has llamado a la existencia y a participar en Tu eterna felicidad” (Diario, 1523).
“Oh, Dios misericordioso que no nos desprecias sino que continuamente nos colmas de tus gracias, nos haces dignos
de Tu reino y en Tu bondad llenas con los hombres los lugares abandonados por los ángeles ingratos. Oh Dios de gran misericordia que has apartado Tu santa vista de los ángeles rebeldes
dirigiéndola al hombre arrepentido, sea honor y gloria a Tu misericordia insondable...” (Diario, 1339).
“Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de
Tu Padre, en todo, siempre y en cualquier lugar. Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí
fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor... Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mi misma para que pueda vivir totalmente por las almas,
ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de Tu Padre...”
(Diario, 1265)
“Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de
Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a
ayudarla.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más
penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (...)
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo (...)
Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí” (Diario, 163).
“Oh, Rey de Misericordia, guía mi alma...” (Diario, 3).
“Que cada latido de mi corazón sea un nuevo himno de agradecimiento a Ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre
circule para Ti. Señor, mi alma es todo un himno de adoración a Tu misericordia. Te amo, Dios, por Ti Mismo” (Diario, 1794).
“Oh Jesús, deseo vivir el momento actual, vivir como si este día fuera el último de mi vida: aprovechar con celo
cada momento para la mayor gloria de Dios, disfrutar de cada circunstancia de modo que el alma saque provecho. Mirar todo desde el punto de vista de que sin la voluntad de Dios no sucede
nada. Oh Dios de insondable misericordia, abraza el mundo entero y derrámate sobre nosotros a través del piadoso Corazón de Jesús” (Diario, 1183).
“Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu
misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, Bondad inconcebible
que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu
misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las
flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida...” (Diario, 1570).
/†\ La Divina Misericordia en mi
Alma
Adoración de la Divina Misericordia
El amor de Dios es la flor y la misericordia es el fruto.
Que el alma que duda lea estas consideraciones sobre la Divina Misericordia y se haga confiada.
Misericordia Divina, que brota del seno del Padre, en ti confío.
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en ti confío.
Misericordia Divina, misterio incomprensible, en ti confío.
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en ti confío.
Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico, en ti confío.
Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad, en ti confío.
Misericordia Divina, más sublime que los cielos, en ti confío.
Misericordia Divina, fuente de milagros y maravillas, en ti confío.
Misericordia Divina, que abarca todo el universo, en ti confío.
Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encarnado, en ti confío.
Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús, en ti confío.
Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para nosotros y especialmente para los pecadores, en ti confío.
Misericordia Divina, impenetrable en la institución de la sagrada Hostia, en ti confío.
Misericordia Divina, en la institución de la santa Iglesia, en ti confío.
Misericordia Divina, en el sacramento del santo bautismo, en ti confío.
Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo, en ti confío.
Misericordia Divina, que nos acompaña durante toda la vida, en ti confío.
Misericordia Divina, que nos abraza especialmente en la hora de la muerte, en ti confío.
Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal, en ti confío.
Misericordia Divina, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida, en ti confío.
Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal, en ti confío.
Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores empedernidos, en ti confío.
Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los santos, en ti confío.
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios, en ti confío.
Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria, en ti confío.
Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite, en ti confío.
Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia, en ti confío.
Misericordia Divina, que abarca todas las obras de sus manos, en ti confío.
Misericordia Divina, corona de todas las obras de Dios, en ti confío.
Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en ti confío.
Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados, en ti confío.
Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas, en ti confío.
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor, en ti confío.
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en ti confío.
Misericordia Divina, que infunde confianza contra toda esperanza, en ti confío (949).
Oh Dios eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros tu mirada
y aumenta tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que con gran confianza, nos sometamos a tu santa voluntad que es el amor y la
misericordia misma (950).
Oh, incomprensible e impenetrable Misericordia de Dios, ¿quién puede glorificarte y adorarte
dignamente?
Oh, Supremo atributo de Dios todopoderoso, tú eres la dulce esperanza del pecador (951).
Delante del Santísimo Sacramento
Te adoro, Creador y Señor, oculto en el Santísimo Sacramento. Te adoro por todas las obras de tus manos, en las cuales
se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia. Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de ti, Belleza
incomprensible. Y aunque te has escondido y ocultado, y has ocultado tu belleza, mi ojo iluminado por la fe, llega hasta ti y mi alma reconoce a su Creador, a su bien supremo y mi corazón se
sumerge completamente en una plegaria de adoración (1692).
Mi Creador y Señor, tu bondad me animó a conversar contigo. Tu misericordia hace que desaparezca el abismo que separa
al Creador de la criatura. Hablar contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte cada
vez más profundamente. Aquí los torrentes de las gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna. Oh mi Creador y Señor, además de ofrecerme estos dones, tú mismo te entregas
a mí y te unes íntimamente a tu criatura. Aquí nuestros corazones se entienden sin buscar palabras; aquí nadie es capaz de interrumpir nuestra conversación. Su tema es nuestro secreto que otras
criaturas desconocerán (...) Son los perdones secretos que conocemos sólo Jesús y yo, es el misterio de su misericordia que abraza a cada alma individualmente. Por esta inconcebible bondad tuya,
te adoro, Creador y Señor, con todo mi corazón y toda mi alma. Esta adoración mía es muy miserable y pequeña, no obstante estoy serena, porque sé que tú sabes que ella es sincera aunque tan
imperfecta (1692).
Oración de acción de gracias
Oh Jesús, Dios eterno, te doy gracias por tus innumerable gracias y bendiciones. Que cada latido de mi corazón sea un
himno nuevo de agradecimiento a ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre circule para ti, Señor. Mi alma es todo un himno de adoración a tu misericordia. Te amo, Dios, por ti mismo
(1794).
Para alcanzar la Divina Misericordia para el mundo entero
Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita, hoy toda la humanidad clama desde el abismo de su miseria a tu
misericordia, a tu compasión, Oh Dios, y grita con la potente voz de la miseria. Oh Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, Bondad inconcebible que
conocer perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta ti, te imploramos anticípanos tu gracia y multiplica incesantemente tu misericordia en
nosotros, para que cumplamos fielmente tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y en la hora de la muerte. Que la omnipotencia de tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos
de nuestra salvación para que con confianza, como tus hijos, esperemos tu última venida, ese día que conoces sólo tú. Y, a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos
ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza: a través de su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo (1570).
Por la santa Iglesia y por los sacerdotes
Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los
sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos; tu mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y
asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes. Que el poder de tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la
santidad de los sacerdotes, ya que tú lo puedes todo (1052).
Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero,
por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos. Te pido, Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida
(240).
Oración por la Patria
Jesús misericordiosísimo, te pido por la intercesión de tus santos y, especialmente, por la intercesión de tu
amadísima Madre que te crió desde la niñez, bendice a mi Patria. Te ruego, Jesús, no mires nuestros pecados, sino las lágrimas de los niños pequeños, el hambre y el frío que ellos sufren. Jesús,
en nombre de estos inocentes, concédeme la gracia que te pido para mi Patria (286).
Oración para alcanzar el amor de Dios
Dulcísimo Jesús, incendia mi amor por ti y transfórmame en ti. Divinízame para que mis obras te sean agradables. Que
esto pueda ser obtenido por el poder de la santa Comunión que recibo diariamente (1289).
Oración para obtener una comprensión de Dios
Jesús, dame la inteligencia, una gran inteligencia sólo para que pueda conocerte mejor; porque cuanto más te conozca,
tanto más ardientemente te amaré. Jesús, te pido una inteligencia poderosa para que pueda comprender las cosas divinas y elevadas. Jesús, dame una gran inteligencia con la que llegaré a conocer
tu esencia Divina y tu vida interior, trinitaria. Capacita mi mente con tu gracia especial. Aunque yo sé de la capacitación por la gracia que me concede la Iglesia, no obstante existe un gran
tesoro de gracias que tú, Señor, conceder cuanto te lo pedimos. Y si mi súplica no te agrada, te pido que no me des inclinación a tal oración (1474).
Actos de confianza
Oh Dios mío, mi única esperanza, en ti he puesto toda mi confianza y sé que no me desilusionaré
(317).
***
Conozco toda la omnipotencia de tu misericordia y confío en que me darás todo lo que necesita tu débil niña
(898).
***
Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de
mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la misericordia misma; en ti toda mi esperanza (1751).
Oración de confianza
Acudo a tu misericordia, Dios compasivo, ya que sólo tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas
numerosas, confío en tu misericordia porque eres Dios de misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia, haya
quedado decepcionada.
Oh Dios de piedad, sólo tú puedes justificarme y jamás me rechazarás cuando yo, arrepentida, me acerque a tu Corazón
misericordioso del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador más grande (1730).
Oración para alcanzar la gracia de ejercitar misericordia hacia el prójimo
Deseo transformarme en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es
decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón y mi alma al prójimo. Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias,
sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos.
Ayúdame Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi
prójimo.
Ayúdame Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que
abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí.
Jesús mío, transfórmame en ti porque tú lo puedes todo (163).
Oración por los pecadores
Oh Dios de gran misericordia, que te dignaste enviarnos a tu Hijo Unigénito como el mayor testimonio de tu insondable
amor y misericordia, tú no rechazas a los pecadores sino que también a ellos has abierto el tesoro de tu infinita misericordia, del que pueden recoger en abundancia tanto la justificación como
toda santidad a la que un alma puede llegar. Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se dirijan con confianza a tu infinita misericordia. Nadie podrá justificarse ante ti si no
va acompañado por la insondable misericordia tuya. Cuando nos reveles el misterio de tu misericordia, la eternidad no bastará para agradecerte por ella debidamente
(1122).
***
Oh Jesús, qué pena me dan los pobres pecadores. Oh Jesús, concédeles el arrepentimiento y la contrición. Acuérdate de tu dolorosa pasión. Conozco tu infinita misericordia, no puedo soportar que
perezca el alma que tanto te costó. Oh Jesús, dame las almas de los pecadores. Que tu misericordia descanse en ellas; quítame todo, pero dame las almas. Deseo convertirme en hostia expiatoria por
los pecadores. Que el cuerpo esconda mi sacrificio, ya que tú también escondes tu
santísimo Corazón en la Hostia, a pesar de ser una inmolación viva. Transfórmame en ti, oh Jesús, para que sea una víctima viva y agradable a ti. Deseo satisfacerte por los pecadores en cada
momento (...) Oh Creador mío y Padre de gran misericordia, confío en ti porque eres la bondad misma (908).
En el sufrimiento
Oh Hostia viva, sostenme en este destierro para que pueda seguir fielmente las huellas del Salvador. No te pido, oh
Señor, que me bajes de la cruz sino que me permitas perseverar en ella. Deseo ser extendida en la cruz como tú, Jesús. Deseo experimentar todos los tormentos y dolores que tú sufriste; deseo
beber el cáliz de la amargura hasta el fondo (1484).
***
Oh mi Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que mi boca no se tuerza cuando bebo el cáliz de la
amargura. Ayúdame tú mismo para que mi sacrificio te sea agradable: que no lo profane mi amor propia. Que te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mí: la miseria y la fuerza
(1740).
Oraciones en la hora de la Misericordia
Oh Sangre y Agua que brotaste del Santísimo Corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros - en vos confío
(187).
***
Oh Jesús, te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor. La justicia de tu Padre habría sido
expiada con un solo suspiro tuyo y todos tus anonadamientos son actos de tu misericordia y tu inconcebible amor (...) Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste tu vida
eterna, al haber permitido abrir tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable fuente de tu misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la sangre y el agua de tu Corazón.
He aquí la omnipotencia de tu misericordia, de ella toda gracia fluye a nosotros (1447).
***
Oh Jesús, Verdad eterna, Vida nuestra, te suplico y mendigo tu misericordia para los pobres pecadores. Dulcísimo
Corazón de mi Señor, lleno de piedad y de misericordia insondable, te suplico por los pobres pecadores. Oh sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias
inconcebibles sobre toda la raza humana. Te suplico luz para los pobres pecadores. Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan las almas redimidas con tan preciosísima,
santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores (...) Oh, qué
alegría arde en mi corazón cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío. Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos
(72).
***
Oh Jesús extendido sobre la cruz, te ruego concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de tu
Padre en todas las cosas, siempre y en todo lugar. Y cuando esta voluntad me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que te ruego, Jesús, que de tus heridas fluyan sobre mí fuerza y
fortaleza y que mis labios repitan constantemente: hágase tu voluntad, Señor.
Oh Salvador del mundo, Amante de la salvación humana que entre terribles tormentos y dolor, te olvidaste de ti mismo
para pensar únicamente en la salvación de las almas. Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mí misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de
salvación, según la santísima voluntad de tu Padre (1265).
***
Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y se abrió el mar de misericordia para el mundo entero.
Oh fuente de vida, insondable misericordia de Dios, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros (1319).
ORACIÓN DEL CORAZÓN
Hay una oración breve, recibida del Oriente cristiano que es muy querida por las muchedumbres creyentes: Señor
Jesús Hijo de Dios vivo, ten misericordia de mi, que soy un pobre pecador.
Repetimos esta oración, pausadamente y muchas veces, cuando estamos en la Iglesia, o en casa, o de viaje. Se puede
rezar cien, o mil veces por día. Es una profesión de fe en Jesús verdadero Dios y verdadero Hombre, que salva del pecado, del demonio y de la muerte.
El efecto de esta oración del corazón es una gran calma interior, una aceptación de las dificultades con
serenidad, una capacidad para decir el consejo oportuno y una intuición de la ayuda que necesitan los demás. Se aconseja vivamente.
P. Osvaldo D. Santagada